Para la conmemoración del Día Mundial de Concientización del Autismo y para generar conciencia sobre este trastorno, Austism Speaks buscó promover el conocimiento sobre el autismo a partir de la iluminación de lugares íconos en todas partes del mundo.
Así fue que desde el año 2008, sitios como el Empire State y el Mar Intrepid, Air & Space Museum en Nueva York, la Torre Sears en Chicago, Times Square, la Torre Agbar y El Palau de la Música de Valencia, la Diputación y el Ayuntamiento de Badajoz, el Palacio Liévano, sede de la Alcaldía Mayor de Bogotá, y la Torre Colpatria, en Colombia entre otros, se sumaron a la concientización.
Este año TGD ? Padres ? TEA, hizo pública la convocatoria a la sede del Inadi, donde se proyectarán videos y se realizará una charla alusiva para luego ir en marcha hacia el Obelisco donde se juntarán firmas para el Proyecto de Ley de modificación de la Ley de Discapacidad y se anticipa una importante suelta de globos para las 22 hs.
Sumándose a la iniciativa internacional se procederá también a iluminar de azul el Obelisco, lugar ícono de la Ciudad de Buenos Aires. La luz azul representa lo que viven a diario las familias y las personas con autismo, ya que ?en ocasiones el azul es brillante como el mar en un día de verano, pero hay veces que ese azul se oscurece y se disipa como un mar de tempestad....
Este trastorno en el desarrollo del cerebro que comienza antes de los tres años y que deteriora la comunicación e interacción social de los afectados, causando un comportamiento restringido y repetitivo. Esto impacta en los niños y sus familias y en la sociedad en su conjunto, por tal motivo es importante tomar conciencia.
Un autista debe ser entendido y éste resumen de sensaciones nos puede ayudar a entender cuál es nuestro papel en esta historia.
A continuación resumo algunos de los ítems que supo expresar Ángel Riviere. La premisa es preguntarnos: ¿Qué nos pediría un autista?
Ayúdame a comprender mi entorno. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va a suceder. Dame orden, estructura y no caos. No te angusties conmigo, porque haces que también me angustie. Respeta mi ritmo. Comprende mis necesidades y mi modo especial de entender la realidad. No te deprimas, lo normal es que avance y me desarrolle cada vez más, aunque a veces tenga algunos retrocesos. No me hables demasiado, ni tampoco rápido. Las palabras son aire que no pesa para ti, pero pueden ser una carga muy pesada para mí. Muchas veces no son la mejor manera de relacionarte conmigo. Como otros niños y adultos, también necesito compartir el placer y me gusta hacer las cosas bien, aunque no siempre lo consiga. Hazme saber, de algún modo, cuándo he hecho las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos. Cuando tengo demasiados fallos me sucede igual que a ti: me irrito y termino por negarme a hacer las cosas. Necesito más orden del que tú necesitas, que el medio sea mas predecible de lo que tú requieres. Tenemos que negociar mis rituales para convivir. Me resulta difícil comprender el sentido de muchas de las cosas que me piden que haga. Ayúdame a entenderlo. Trata de pedirme cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para mí. No permitas que me aburra o permanezca inactivo. No me invadas excesivamente. A veces, las personas son demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado estimulantes. Respeta las distancias que necesito, pero sin dejarme solo. Lo que hago no es contra ti. Ya que tengo un problema de intenciones, no me atribuyas malas intenciones. Batallo para entender lo que está bien y lo que está mal. Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamas alteradas son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple. Mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos ni mentiras, tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él. No vivo en una fortaleza vacía, sino en una llanura tan abierta que puede parecer inaccesible. No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas. No tienes que hacerte tú autista para ayudarme. ¡El autista soy yo, no tú! No sólo soy autista. También soy un niño, un adolescente o un adulto. Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Merece la pena vivir conmigo. Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía. No me agredas químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista. Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan. La idea de culpa no produce más que sufrimiento en relación con mi problema. No me pidas cosas por encima de lo que soy capaz de hacer, pero pídeme lo que puedo hacer. No me des ayuda de más. No tienes que cambiar completamente tu vida. A mí no me sirve de nada que tú estés mal, que te encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar emocional. Ayúdame con naturalidad, sin convertirlo en una obsesión. Para poder ayudarme, tienes que tener tus momentos en que reposas o te dedicas a tus propias actividades. Acéptame como soy. Tengo incluso algunas ventajas, me cuesta comunicarme, pero no suelo engañar; no comprendo las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social.
Mientras se avanza en la reafirmación de las garantías fundamentales de los niños con discapacidades, es necesario darles una vida normal, satisfactoria y ordenada, debemos construirles un lugar mejor para vivir feliz.
Para ver el texto completo de Ángel Riviere ingresa a http: //algarivo.blogspot.com/2011/03/dia-mundial-del-autismo.html