De un tiempo a esta parte, la televisión de los Estados Unidos ha venido generando productos de una altísima calidad. Esta calidad incluye lo técnico pero también un aspecto no menos interesante: la pantalla chica al parecer ha estado más dispuesta que la pesada maquinaria de Hollywood a asumir determinados riesgos (tanto en lo temático como en lo formal). Recuento es una película que fue producida por el canal de televisión HBO para ser transmitida por televisión. Pero a pesar de los prejuicios que una ?película para televisión? podría generar, contó con un equipo que incluyó enormes actores y un director que hasta entonces había trabajado mayormente en cine: Jay Roach. Pero no solo Recuento es una buena película, sino que también es una película que muy probablemente nunca se hubiera realizado para cine: es una película esencialmente política.
Estamos hablando de la política dentro de los Estados Unidos y esto quiere decir que, a pesar de un claro punto de vista, Recuento no es de ningún modo una película panfletaria. Lo que se cuenta son los días de finales del año 2000 en los que una serie de conflictos en torno a las elecciones que terminaron consagrando a George W. Bush como presidente de Estados Unidos pusieron en duda el resultado de las elecciones en el estado de Florida, punto clave de un proceso eleccionario que rozaba el empate. Los resultados oficiales daban a Bush como ganador y los demócratas cuestionaron esos resultados.
Como dijimos, se trata de una película sobre la política de los Estados Unidos. Esto conlleva dos desventajas. La primera es que lo que se está retratando es un momento muy puntual de un proceso electoral interno de un país que no es el nuestro. La segunda es que al mostrar en detalle este proceso, entra en un terreno que le resultaría ajeno incluso a la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos. Por supuesto, disfrutará más de esta película quien tenga al menos una noción de cómo funciona el proceso electoral en ese país. Sin embargo, hay salvedades. En cuanto a las cuestiones técnicas, la película explica con bastante claridad (aunque sin entrar en un didactismo que por otro lado la haría muy pesada) qué es lo que está pasando en cada momento de la trama. En cuanto a la primera desventaja, se anula por sí misma: si bien lo que estamos viendo es el proceso interno de elección en Estados Unidos, los resultados de ese proceso tuvieron consecuencias en el mundo entero y, por tanto, inevitablemente nos interesan.
Jay Roach (el director de las sagas de Austin Powers y Los Fockers) apuesta por una puesta clásica que casi ni se percibe pero que sabe manejar con claridad una trama que podría haber resultado embrollada. Esto es un gran mérito. Otro gran mérito suyo es que logra construir suspenso con una historia que depende únicamente de discusiones legales y de la cual ya conocemos el resultado. Todas las actuaciones son excelentes. Una película que tal vez no atraiga a todos, pero que resulta interesante en más de un sentido.