El primer Ángelus de León XIV: un llamado urgente a la paz
- Autor: Analia PintoÚltima Actualización: 2025-05-11 - 14:02:00
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- En su primer mensaje dominical como Sumo Pontífice, León XIV se dirigió al mundo con firmeza y sensibilidad. Desde una Plaza San Pedro colmada de fieles y música, clamó por el fin de los conflictos armados, pidió la liberación de rehenes en Gaza y reafirmó el legado de Francisco frente a una tercera guerra mundial en pedazos
El primer mensaje dominical del Papa León XIV, apenas días después de su elección, marcó no solo el inicio oficial de su pontificado ante los fieles, sino también el tono político y espiritual que busca imprimir a su liderazgo: un llamado urgente a la paz, una Iglesia cercana al sufrimiento y un mundo que, como recordó, parece inmerso en una tercera guerra mundial a pedazos.
Desde la ventana del Palacio Apostólico, ante una Plaza San Pedro colmada por miles de peregrinos, el Papa no esquivó los temas que atraviesan al planeta: mencionó con claridad el dolor del pueblo ucraniano, pidió un cese inmediato del fuego en la Franja de Gaza, celebró el reciente alto al fuego entre India y Pakistán, y recordó con fuerza el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. ¡Nunca más la guerra!, clamó, con emoción visible.
Sobre Gaza, sus palabras fueron firmes y compasivas: Me duele profundamente lo que sucede en la Franja de Gaza. ¡Cese inmediato del fuego! Que se brinde ayuda humanitaria a la población civil agotada y sean liberados todos los rehenes.
Ese concepto de una guerra mundial fragmentada no es nuevo en el Vaticano: fue una advertencia reiterada por el Papa Francisco durante su pontificado. León XIV lo recupera en su primer Regina Coeli, reafirmando que la Iglesia no puede ni debe permanecer en silencio ante los conflictos actuales. Más aún, lo presenta como una continuidad directa de una Iglesia comprometida con los dolores del mundo, sin diplomacias vacías ni espiritualidades desconectadas de la realidad.
Una jornada cargada de símbolos y música
La emoción era palpable en cada rincón de la plaza. Como si la historia se hubiera ocupado de unir los tiempos, este primer Regina Coeli coincidió con el evento Jubileo de las Bandas y la Música Popular, que había sido programado desde hace años para celebrarse el 10 y 11 de mayo en las Basílicas Mayores de Roma. Así, al fervor espiritual se sumó el sonido de decenas de bandas musicales llegadas desde distintas regiones de Italia y del mundo, en una verdadera peregrinación artística y devocional.
La combinación de trompetas, tambores, cantos, lágrimas y rezos convirtió a la Plaza San Pedro en un escenario casi cinematográfico, donde la emoción individual se volvió colectiva. León XIV, desde lo alto, no solo pronunció palabras: las contempló, las recibió, las vivió. Su rostro lo decía todo.
Declaración de principios
A los jóvenes les pidió no tener miedo de abrazar el ministerio de la Iglesia. A los poderosos, les suplicó que escuchen el clamor de los pueblos heridos. A las madres del mundo —en un día especial para muchas naciones—, les dedicó una oración sencilla y universal: Buona festa a tutte le mamme.
Quienes estuvimos allí lo vivimos no como una ceremonia formal, sino como el nacimiento de un nuevo capítulo para la Iglesia Católica, cargado de sensibilidad, firmeza y esperanza.
Roma fue el contexto, sí. Pero esta vez, fue también el eco de una historia que se sigue escribiendo.
Foto credito: Il saluto del Papa ai fedeli in Piazza San Pietro (@Vatican Media)