En Dumont 4040, a pocas cuadras del subte B, estación Dorrego, se encuentra un espacio de fácil acceso. No solo cuenta con sus salas de teatro, sino también con un hall amplio y cómodo donde se puede disfrutar de una música agradable, lo que hace que la espera sea amena. Una excelente propuesta para quienes quieran tomarse un cafecito o algún trago, con una carta que ofrece una gran variedad de opciones para picar algo.
Basada en los cuentos de Alejandra Kamiya, Berneri aporta su particular visión cinematográfica, logrando dar vida a cada uno de los personajes de Los árboles caídos también son el bosque y El sol mueve la sombra de las cosas quietas en el espacio teatral. La cuidadosa selección de cajas de madera y algunos pocos elementos en escena demuestra que no hace falta sobrecargar el espacio para lograr un impacto profundo. La obra nos sumerge en un imaginario que invita a reflexionar sobre los vínculos familiares en sus distintas etapas. La escena inicial, una fotografía que muta simbólicamente, refleja cómo la vida cambia de manera inevitable. Una madre que envejece y prefiere evitar lo evidente, un padre endurecido y taciturno, y una hija que actúa como puente en medio de la separación familiar. Cada ida y vuelta, con los objetos que la hija lleva consigo, nos recuerda que las cosas que se pierden, de alguna manera, permanecen en nosotros para siempre.
Una vez más, la obra pone en evidencia el rol que a menudo asumen las mujeres, cuidando de sus padres mientras reflexionan sobre sus propios caminos. Se destaca la interpretación de Sofía Gala Castiglione, con una proyección vocal excelente y una actuación que logra transmitir todas estas sutilezas.