En una jornada marcada por la tensión y la controversia, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela anunció que Nicolás Maduro ha ganado las elecciones presidenciales con un 51,2% de los votos, según los primeros resultados oficiales con el 80% de los sufragios escrutados. Sin embargo, esta declaración ha sido recibida con gritos de fraude y acusaciones de irregularidades por parte de la oposición y diversos sectores de la sociedad venezolana.
Desde el cierre de las urnas, a las seis de la tarde, comenzaron a surgir denuncias sobre la falta de transparencia en el proceso electoral. La testigo principal del partido opositor, Delsa Solórzano, y sus suplentes no pudieron acceder a la sede del CNE durante toda la jornada, lo que generó inquietud entre los ciudadanos y alimentó las especulaciones sobre un posible fraude. A medida que avanzaba la noche, los rumores en redes sociales se multiplicaban y la incertidumbre se apoderaba de Caracas.
Mientras tanto, en el Palacio de Miraflores, los simpatizantes del oficialismo celebraban la victoria de Maduro con fuegos artificiales y gritos de júbilo. Sin embargo, en el comando de campaña de la oposición, la atmósfera era de desilusión e indignación. Los opositores, liderados por Edmundo González y María Corina Machado, afirmaron que el verdadero ganador era González, quien según sus cifras habría obtenido un 70% de los votos. Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González , proclamó Machado, llamando a los venezolanos a mantenerse en los centros de votación para recuperar las actas que faltan y demostrar la veracidad de los resultados.
El rector principal del CNE, Elvis Amoroso, justificó el retraso en la divulgación de los resultados alegando un ataque masivo al sistema electoral. Sin embargo, esta explicación fue recibida con escepticismo tanto a nivel nacional como internacional. La comunidad internacional, incluidos funcionarios de Estados Unidos y líderes de varios países latinoamericanos, expresaron sus dudas sobre la legitimidad de los resultados, señalando que el proceso electoral no reflejaba la voluntad del pueblo venezolano.
A medida que la noche avanzaba, la situación en Caracas se volvía cada vez más tensa. La presencia de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional en las calles generó inquietud entre los ciudadanos, quienes temían posibles represalias. La oposición, por su parte, reiteró su compromiso de defender la verdad de las elecciones, incluso a costa de sus vidas, en un llamado a la resistencia pacífica.
La crisis política y social en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años, con más de 7,8 millones de personas abandonando el país debido a la crisis económica y política. La reciente elección no solo tiene repercusiones internas, sino que también impacta en la política internacional, dado que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo. Las alianzas del país con naciones como China, Irán y Rusia, así como su relación con Estados Unidos, se verán afectadas dependiendo del desenlace de esta contienda electoral.
Las elecciones presidenciales en Venezuela han dejado un panorama incierto, con acusaciones de fraude y una profunda división entre el oficialismo y la oposición. Mientras Maduro celebra su presunta victoria, la oposición se prepara para desafiar los resultados, lo que podría desencadenar una nueva ola de protestas y conflictos en un país ya desgastado por años de tensión política y social. La comunidad internacional observa con atención, esperando que se respete la voluntad del pueblo venezolano y se garantice un proceso electoral transparente y justo.