El cine mainstream o cine hollywoodense está muerto, nosotros los cinéfilos no lo matamos ni asistimos a su funeral. La codiciosa estúpida idea de los grandes estudios de querer armar franquicias de absolutamente cualquier film de éxito fue la receta del apocalipsis cinematográfico en el que vivimos.
Muchos dicen que el streaming es lo que arruino todo, otros que en realidad fueron los superhéroes con sus super presupuestos que, como cowboys de un neo western, se apropiaron de todas las pantallas extinguiendo al cine tradicional de aventuras y, quizás la opinión más en voga, es que en realidad fue Bob Iger, el CEO de Disney que junto a una cofradía de productores con ideología woke decidió destruir el llamado séptimo arte a fuerza de inclusión forzosa y reciclaje de viejas ideas revividas para empoderar a los grupos minoritarios creando una batalla cultural constante con la nueva derecha.
La realidad, sin embargo, es que el cine de aventuras hoy es desastroso y la mayoría de la personas prefieren esperar que una película se estrene en alguna plataforma de streaming antes que ir a verla junto a algún neo espectador que juega con su teléfono con videos de tik tok durante la proyección de la película.
Fue por esa razón que, a pesar de las recomendaciones que muchos de ustedes me enviaron, el año pasado preferí pasar de ver Godzilla Minus One en cine y me senté a esperar que en algún momento nuestros amigos de Netflix finalmente la pusieran en línea.
La instrucción de Godzilla Minus nos traslada a 1945, a los últimos días de la guerra del pacifico, donde Koichi, un piloto kamikaze, aterriza en la isla de Odo alegando que no podía cumplir su misión suicida (asumo que todos los que leemos esta review sabemos que es un kamikaze y su papel en la segunda guerra mundial). El jefe de mecánicos, luego de revisar el avión se da cuenta que el desperfecto técnico no existe, Koichi simplemente tiene demasiado miedo para enfrentar la batalla.
Es en ese momento que Godzilla aparece en escena y destruye la base, los mecánicos acorralados le piden a piloto que suba a su avión y le dispare al monstruo, pero Koichi simplemente no puede disparar, su cobardía es muy poderosa, provocando que todos los soldados asentados en esa base mueran destrozados por el inmenso kaiju. El jefe de la guarnición le da entonces a Koichi las fotos de los familiares de todos los soldados caídos, un talismán que le recordara al piloto como su cobardía no le permitió defender a sus compañeros.
En solo 5 minutos de metraje los japoneses, en Godzilla Minus One, dan cátedra sobre cómo respetar y mantener con vida una franquicia de 70 años en la cima de la cultura popular: no es necesario darle personalidad al monstruo (dándole un protagonismo exacerbado), no es necesario que el héroe tenga que dar una lección moral o sea una superestrella, sólo es necesario que los espectadores puedan identificarse en la historia.
El film se olvida entonces completamente de Godzilla siguiendo el derrotero de Koichi en su regreso al hogar devastado, donde encuentra que su familia murio bajo los bombardeos norteamericanos y su vecina le recrimina el hecho de que se encuentre vivo, ya que un kamikaze vivo es kamikaze que no entendió cual era su deber.
La pena de Koichi lo lleva a vagar por la devastada Tokyo, donde el destino lo encuentra con la avispada Noriko, una joven mujer que roba comida para sobrevivir junto al bebe que encontró entre las ruinas. El chispazo es instantáneo creando entre ellos un lazo familiar de supervivientes: tres humanos solos en el medio de la destrucción se convierten en el faro de esperanza que las reconstrucción necesita.
Koichi sin embargo padece el síndrome del superviviente, siente que su cobardía fue un elemento en la derrota de toda su sociedad y siente que no merece seguir viviendo por lo que se mantiene reservado en confesar su creciente amor por Noriko y paternal cariño por la niña que obstinadamente lo reconoce como padre.
Es importante reconocer lo bien que se encuentra contada la historia, los trazos son simples pero completos, los personajes tienen personalidad y razón para tenerla, no es necesario ser japonés o conocer las causas y consecuencias de la guerra para comprender la historia. El guión muestra gente que se une para sobrellevar la crisis, no compitiendo entre ellos siguiendo dios sabe qué regla de mercado, ellos buscan progresar apoyándose uno a otro.
La historia del super héroe americano que, debido a algún trauma está obligado a ayudar a los otros con un don que las fuerzas del universo le concedieron (si Batman ser millonario de cuna es un don que te dio la suerte de haber nacido Wayne), no aparece en Godzilla Minus One, Koichi quiere convertirse en ese tipo de héroe trágico que sale en los comics pero a todas luces no posee ningún superpoder más que el de tener buena puntería que, con un monstruo gigante kaiju no es muy necesario, por lo que un gran poder trae una gran responsabilidad no se aplica aquí, por lo que el protagonista de la historia solo decide asumir que solo su sacrificio puede salvar a la humanidad.
Godzilla entonces aparece como un factor externo de poder, un inmenso monstruo que busca convertir a la ciudad en un lugar de crisis permanente, destruyendo todo lo que las personas tratan de reconstruir, por eso no es de extrañar que ataque justo el tren donde se encuentra Noriko viajando a trabajar o que cuando el monstruo lanza su rayo para destruir unos tanques ella salga volando por la fuerza de la explosion luego de salvar a Koichi.
A diferencia de la historias norteamericanas, donde los protagonistas son los héroes de la historia, aquí el guión sigue a terceros involucrados que deben sobrevivir las consecuencias y ganarse los espacios de protagonismo por sí solos.
Uno de los guiños más importantes de la historia se encuentra en lo que fácilmente podría ser un agujero de guión. La verdadera fuerza de ocupación de Japón, Estados Unidos, se encuentra demasiado ocupada por los movimientos de su enemigo declarado (la comunista unión soviética) por lo que no tiene tiempo para preocuparse por inmensos monstruos radiactivos invencibles que salgan del mar. La historia nos dice que los pobres (civiles) tienen la responsabilidad de unirse para sobrevivir.
El cine hollywoodense está muerto. Simplemente en algún momento de los últimos 30 años olvidaron que las historias de héroes no tratan de personas que nacieron con un super poder o fueron elegidas por ser mejores.
Realmente me arrepiento de no haber ido al cine a ver Godzilla Minus One, porque con un tercio del presupuesto de cualquier película de Marvel consiguió contar una historia de aventuras que se siente cercana. Una película donde los héroes no se sacrifican y mueren por un bien mayorPerdón por el spoiler, en esta (perdón Iron Man), en Godzilla Minus One los héroes que son capaces de sacrificarse para salvar a otro reciben el premio de disfrutar de las victorias, porque en las historias populares, el cine que nos une en una sala para emocionarnos, las historias de héroes tratan sobre personas comunes que hacen cosas extraordinarias y luego viven para disfrutar un nuevo amanecer junto a las personas que aman.