El aclamado creador de films como Blade Runner, Gladiador y la nominada Misión Rescate, vuelve una vez más a sus raíces con una de sus más icónicas criaturas del terror Sci-Fi: ALIEN, haciendo crecer el árbol que emergió de su semilla, Prometeo.
En 2012, Ridley Scott intentó sacar de la galera un producto fílmico en pos de reforzar la nostalgia de la saga que había iniciado muchos años antes con Alien, el octavo pasajero -1979-. El resultado, para muchísimos fans del clásico original de ciencia ficción con buenas dosis de terror, no fue para nada el esperado. La parafernalia técnica y el despliegue de medios de este intento de precuela con tintes pseudofilosóficos no dio sus frutos del modo deseado a nivel mayoritario.
Estamos ahora ante Alien: Covenant donde Scott ha aprendido de las críticas recibidas y tenemos justo el film que podría servir de continuación a aquella Prometeo pero buscando acercarse también a la atmósfera y secuencias que rozaban el terror en Alien.
Aquí, afortunadamente vemos a muchos más xenomorfos que en Prometeo y aunque el mensaje filosófico de algún personaje juega con el mensaje de ser "Rey de Reyes" con claras referencias al todopoderoso Ozymandias, aquí lo que importan son las secuencias de angustia donde los personajes son atacados, tanto en la nave como en el exterior, por los seres alienígenas que ya conocíamos. Aparte, se intenta dar una explicación plausible al origen de estos xenomorfos, lo cual se agradece.
Por supuesto, algo lejos de Prometeo en cuanto a trama se refiere -se sitúa 10 años después de lo vivido en aquel film-, aquí ya no hay ni rastro de los personajes de Charlize Theron, Idris Elba o Noomi Rapace -al cuál se le hace al menos alguna referencia- pero sí contamos con el sintético al que da vida Michael Fassbender y además por partida doble. Tenemos, por tanto, a David que vimos en Prometeo y al nuevo androide, Walter, que viaja con la nueva expedición de la Covenant.
La idea de usar a un gran actor como Fassbender en dos personalidades robóticas pero que difieren íntimamente en virtudes, deseos, ideas y personalidad hacen ya de Alien: Covenant atractiva a nivel argumental, mucho más allá del clásico suspenso y terror que de por sí posee.
Para no seguir enredando, toca aclarar sin rodeos que Alien: Covenant es bastante mejor que Prometeo aunque sigue quedando lejos del clásico original, que fue no solo impactante sino que hoy en día envejece de maravilla. Es que aquel Alien era un film compacto, solidísimo y redondo. Y puede verse en la actualidad y funciona igual o mejor que entonces, casi 38 años atrás.
No hay muchas dudas de que Alien: Covenant podría titularse perfectamente Prometeo 2, pues tiene nexos de unión con aquella última obra de Ridley Scott pero el cineasta ha intentado incluir muchas secuencias de atmósfera asfixiante y poner en apuros a la expedición, acercándose como puede al terror de Alien: el octavo pasajero.
El metraje por lo menos está bien medido. Son dos horas de película, lo cual permite que no se haga pesada. Hay dos partes diferenciadas y en los momentos de más brillantez -los de acción y terror puros- es donde Scott da más muestras de genialidad. Los momentos más filosóficos -también los hay- como la introducción del film con divagaciones discursivas entre Fassbender y Guy Pearce sobre el origen de la creación y el poder del hombre son más discutibles.
Entre el nuevo grupo expedicionario tenemos a personajes potentes como Daniels -Katherine Waterston- o Christopher Oram -Billy Crudup-. Ninguno tendrá jamás la fuerza de Ripley pero Katherine Waterston ha pasado de golpe a dar el salto de la saga Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos a ser clave en esta con Alien: Covenant -aunque en su filmografía hay obras del nivel de Vicio Propio, de Paul Thomas Anderson o el Steve Jobs de Danny Boyle-.
También hay secundarios que completan la tripulación. Atención a los roles de Danny McBride, Demián Bichir, Amy Seimetz o Carmen Ejogo. Incluso hay una aparición breve de James Franco como el capitán de la nave colonizadora.
Pero Scott decide que sea con Waterston y Crudup con los que pasemos apuros como espectadores y con los androides de Fassbender disfrutamos más que moderadamente. Ellos llevan el peso y la responsabilidad del film.
Y aunque es cierto que a Alien Covenant le cuesta un poco alejarse de la estela de ideas y referencias que la precedían en Prometeo, supera con creces a ésta. De este modo, se pierde cierta originalidad porque se vuelve a lugares comunes pero se gana, en cambio, en que vemos a un mayor número de criaturas y escenas aterradoras y de suspenso y tenemos una magnífica presencia doble de Michael Fassbender que ensalza el conjunto.
Parece que Scott sabía que el público demandaba más alienígenas. Pues bien, ha captado el mensaje y se los ha dado.