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    • Jamás me levantó la mano

    • Autor: Rodolfo Weisskirch
      Última Actualización: 2016-07-22 - 11:09:00
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    • Tragicomedia dirigida por Cristian Majolo y basada en un texto de Marcos Casanova, se destaca por una puesta de tono barroco y grotesco. Notables interpretaciones de Romina Pinto y Malena Luchetti.
      • Las relaciones madre-hija pueden transmitir múltiples sentimientos. En el caso de Fátima y Naiara, los contrastes de personalidad entre una y otra llevan la relación a extremos de amor y violencia en forma constante.

        Dos mujeres solitarias es un hogar humilde. Fátima está postrada en silla de ruedas, Naiara, más preocupada en tener una vida social activa y plena, se ocupa más de su apariencia frente al celular, que en su pobre madre. La miseria de una convivencia de pueblo pequeño entre un personaje abandonado al tiempo y otro que solo piensa en el hoy es el motor de esta obra de Casanova, llevada a ritmo arrasador por la puesta de Majolo.

        Un relato tétrico que parece inspirado por aquella inmortal obra cinematográfica de Robert Aldrich, Quién recuerda a Baby Jane, desnuda los conflictos de la sociedad contemporánea, con humor negro, ironía y sarcasmo.

        Majolo transforma esta pieza seudo barroca actuada para dos frentes en forma espectacular en una especie de musical popular, donde madre e hija, enfrentadas por sus universos opuestos pueden unir fuerzas para triunfar en un concurso de baile. Las coreografías se convierten en un factor fundamental para romper con el griterío natural que brindan las intérpretes en un duelo actoral notable.

        El histrionismo se justifica por el tono surrealista que elige Majolo para contar esta historia de pasiones, odios y celos. Se trata de una obra inclasificable desde su estética, que pasa de una iluminación claroscura a un tono colorido en los instantes musicales, para exhibir ese contraste genérico. Eso se transmite también en los diversos vestuarios de ambas intérpretes.

        Este cuidado en la puesta en escena convierten a Jamás me levantó la mano en una propuesta atractiva desde todo punto de vista, desde lo visual, lo artístico, lo actoral y lo narrativo. Es difícil encontrar una obra que libere tanta tensión acumulada por dos personajes, y transmita al espectador una descarga de adrenalina tan intensa como calculada.

        Los giros narrativos, tragicómicos, convierten a las dos protagonistas en las perfectas heroínas del teatro contemporáneo, dos personajes que se ganan la empatía, aún en sus aspectos más tétricos, que generan un amor-odio tan fuerte como el que viven dentro de la ficción.

        Un retrato social con gran carga de absurdo que consecuentemente provoca la reflexión y el diálogo acerca de las diferencias generacionales, y la relevancia moral de cuidar a quiénes nos dan la vida. Detrás del humor, se esconde un fuerte alegato de nosotros mismos, de los argentinos, nuestros egos y, al mismo tiempo, esa incesante demostración de que somos mejores que el resto.

        No se trata solamente de un divertimento o un espejo social, es la suma de todas las herramientas de la teatralidad al servicio de una narración. Romina Pinto y Malena Luchetti son dos actrices asombrosas, con una potencia interna descomunal, que no solo emocionan sino que además demuestran un desempeño físico que no pasa inadvertido y sintetiza el talento expresivo de ambas, independientemente del magistral texto que sostiene la obra.

        Jamás me levantó la mano es una montaña rusa de emociones, de la risa a la lágrima, del entretenimiento grotesco a la discusión sociológica. Una obra completísima y rigurosamente planeada en cada destacado rubro.

        TADRON TEATRO Y CAFÉNiceto Vega 4802

        Sábados 20:30 Hs