El peronismo
ha sido, desde sus orígenes, un tema con una doble relevancia. Por un lado, se
trata de comprender las significaciones profundas ligadas a un fenómeno que,
sin lugar a dudas, ha marcado la totalidad de la historia política argentina
desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Por otro, debido en gran
medida a su carácter atípico respecto de los modelos teóricos clásicos de la
sociología y la ciencia política.
Tiene
componentes míticos -idealizados por sus militantes- y también es contestatario
a los modelos generados por las Cultura Dominante. Los dominados tienen en la
figura de sus líderes temporales, la representación simbólica de sus fundadores, Juan Domingo Perón y Eva Duarte.
Con otros
actores, el reciente
resurgimiento del debate sobre la naturaleza del populismo y los valores que lo
embanderan -derechos civiles a las mujeres, derechos laborales, salarios,
vacaciones pagas, jornada laboral, la movilidad social ascendente mediante la distribución de la riqueza
proponiendo la equidad…- ha puesto
nuevamente de manifiesto que, lejos de
estar saldada, la discusión acerca de la especificidad discursiva e ideológica
del peronismo abre el camino a múltiples puntos de vista.
La actualidad
latinoamericana -Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Perú- incluso, la de algunos
países centrales, otorgan al debate una relevancia que parecía perdida con el aparente
triunfo de la política liberal-democrática como durante la segunda mitad de los
’80 y fines de los ’90.
El fracaso de
los intentos de constituir sistemas de partidos estables en el marco de modelos
económicos, cuestionados en los países de la región, ha dado lugar a nuevas prácticas
políticas que vuelven a situar a la categoría de populismo en el centro de las
discusiones teóricas.
Ernesto
Laclau en su clásico trabajo de 1977, el autor rescataba los elementos
esenciales de ese fenómeno: “…el populismo consiste en la presentación de las
interpelaciones popular-democráticas como conjunto sintético-antagónico
respecto a la ideología dominante…”
En nuestro
país luego de las marchas neoliberales, difundidas en los medios hegemónicos,
generaron la reacción de los militantes o votantes, que apoyan a los gobiernos
de centro izquierda. Ya no son sólo los obreros descamisados, sino también una
clase media que pudo ascender durante esos gobiernos “tildados” de populistas
por beneficiar o equilibrar la distribución de la riqueza equitativamente.
El “pueblo” o
“lo nacional-popular”, como lo denominan
es un conjunto heterogéneo de interpelaciones tanto progresivas como
regresivas, que se oponen a una forma particular de dominación,en el caso del peronismo,
al régimen liberal oligárquico, pero no a la dominación en general….
La inclusión
como momento mítico del peronismo es, innegablemente, un fenómeno político
ligado a la incorporación de nuevos sectores sociales al centro de las
interpelaciones políticas, trabajadores movilizándose en vehículos particulares
-autos , motos, ómnibus y camiones
particulares- defendiendo los valores de los históricos proletarios. Desde
1943 se inicia, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, la incorporación
política de las masas obreras, y que si bien a partir de 1945 dicha
incorporación habrá de adquirir un carácter distinto, mucho más confrontativo, la
subjetivación de la clase trabajadora en tanto destinataria directa del
discurso peronista, es previa a ese momento, por lo tanto, no es simultánea a
la irrupción populista.
Ese 17 de
octubre fue incorporado al mundo simbólico de los militantes, que lucharon y
continúan haciéndolo, para mantener viva en el inconsciente colectivo la idea
de Justicia Social, que se originó desde el poder, como expresión de una
facción dominante en una coyuntura específica, pero luego una serie de
circunstancias - golpes de estado y gobiernos liberales-lo llevarán a
posicionarse ulteriormente como un discurso antipoder.
Los grupos políticos tradicionales, condensados
en 1945 , formando la Unión Democrática,
buscaban de ese modo transplantar localmente la dicotomía dominante a nivel
mundial, identificándose, a través del significante - La Gente , La Republica-,con
el bando hegemónico