Se trata del evento no deportivo que reúne a la mayor cantidad de espectadores en todo el mundo, en una sola noche.
No importa quiénes sean los nominados ni quién sea el anfitrión, lo que importa es el show. Y si bien se dice comúnmente que cada año se ha vuelto más aburrida la ceremonia, lo cierto es que todos lo siguen viendo para ser testigos de alguna sorpresa o acto inusual que pueda llegar a suceder, ya sea un hombre corriendo desnudo detrás de un presentador, o que alguien se equivoque en leer la ganadora a la mejor película, como sucedió el año pasado.
Esas cosas son las que hacen a los Oscars “diferentes”. El nivel de presión, emoción y excitación de una ceremonia que sale en vivo para todo el mundo, genera en los ganadores, además la oportunidad de expresarse como deseen en los pocos segundos que tienen arriba en el escenario, y por lo tanto se espera que este año -y a raíz de las acusaciones de acoso sexual que sembraron todos los medios de comunicación durante fines de 2017- tenga un mayor énfasis político, como no se daba desde la guerra de Afganistán.
A esto hay que sumar el hecho de que la mayoría de las nominadas son obras inclusivas que apuestan a dialogar de diversas formas sobre la discriminación, el patriarcado, la sexualidad y otros temas que están en boga hoy en día en Hollywood, y el mundo.
Por segunda vez consecutiva, Jimmy Kimmel será el encargado de llevar adelante la ceremonia con su humor cínico y su simpleza. Quizás sea una sorpresa, dada la lentitud que tuvo para responder ante la confusión con los sobres de mejor película que se generó el año pasador, pero Kimmel fue correcto y efectivo, y por lo tanto vale la pena darle una segunda oportunidad, y todo parece indicar que no la va a tener fácil.
Este año nadie se puede quejar que el oscar es demasiado blanco o que hay pocas mujeres nominadas en rubros que no sean el de mejor actriz o actriz de reparto. Greta Gerwig sorprendió a la industria con su ópera prima, Lady Bird y está nominada como directora –es la quinta de la historia- y guionista. El actor y comediante Jordan Peele sorprendió a todos con su sátira de terror sobre la discriminación racial ¡Huye!, que no solo fue uno los films más rentables económicamente del año, sino también el que se viene llevando más premios. Peele está nominado mejor director, productor y guionista.
Otros casos particulares son el de Dee Rees, primera mujer afroamericana nominada como mejor guionista y Rachel Morrison, primera directora de fotografía de la historia nominada en su rubro –ambas por Mudbound-, y compitiendo contra un peso pesado como Roger Deakins, el mayor nominado que nunca obtuvo un solo Oscar y este año es favorito por Blade Runner 2049.
Con respecto a la competencia en los principales rubros, las estadísticas marcan que La forma del agua, de Guillermo del Toro, con 13 nominaciones es la gran favorita. En esta obra, el director mexicano, gran favorito a llevarse el premio –como en los últimos años se lo llevaron sus amigos y compatriotas Alejandro González Iñárritu dos veces consecutivas y Alfonso Cuarón- expone la historia de amor entre una mujer muda y un “monstruo” marino. La obra es un alegato en contra de la discriminación, que critica el empoderamiento del blanco conservador republicano -¿Trump?-. La principal opositora a esta película es 3 anuncios para un crimen, del británico Martin McDonagh, donde Frances McDormand –LA favorita como mejor actriz- interpreta a una madre dispuesta a enfrentar todo un pueblo para conseguir justicia por la violación y asesinato de su hija.
A pesar de tener bastante humor negro, 3 anuncios es un fuerte alegato en contra de la hipocresía de la sociedad estadounidense, y especialmente la ineptitud y discriminación la policía de los estados más conservadores. Sam Rockwell que interpreta a un oficial violento y de pocas luces, es el favorito a ganar como intérprete masculino de reparto, superando a otros pesos pesados como Willem Dafoe por Proyecto Florida, y el sorprendente –por su edad y por como consiguió el rol y filmó sus escenas- Christopher Plummer en Todo el dinero del mundo.
Allison Janney es una ficha fija como actriz de reparto por Yo soy Tonya, sobre la vida de la patinadora Tonya Harding –Margot Robbie compite como mejor actriz principal- y Gary Oldman es prácticamente invencible como mejor actor protagónico por Las horas más oscuras, donde se carga un kilo de maquillaje facial para interpretar a Winston Churchill.
Otras películas que podrían aspirar a algún premio son: Dunquerke, Blade Runner 2049 y Baby Driver en edición de sonido, edición y efectos de sonido; La bella y la bestia o El hilo fantasma en vestuario, El planeta de los simios: la guerra o Star Wars: El último Jedi en efectos especiales, Coco como mejor película animada y mejor canción, y Llámame por tu nombre como mejor guión adaptado para el casi nonagenario James Ivory. En el resto de los rubros como música y dirección de arte, seguramente triunfe La forma del agua; y 3 anuncios, ¡Huye! o Lady Bird como guión original.
La película chilena de Sebastian Lelio Una mujer fantástica es la favorita para Mejor película extranjera, aunque debe enfrentar a la ganadora de la Palma de Oro en Cannes, The Square, de Rüben Ostlund; y la legendaria Agnes Varda podría ganar como documentalista de Visages Villages junto al fotógrafo JR.
En una ceremonia, en la que van a predominar los discursos contra Trump y el #MeToo va a ser tendencia en Twitter, solo cabe esperar que la solemnidad y la emoción puedan ser equilibradas con el humor de Kimmel y los números musicales, que seguramente no faltarán para una noche inolvidable, al menos, para los ganadores.