Necesitamos a un Mariano Moreno. Político, abogado y periodista, fue uno de los integrantes más jóvenes de la Primera Junta de Gobierno de 1810. Fue un destacado intelectual que luchó por la Independencia y siempre priorizó sus ideas de libertad y justicia, poniendo su labor por encima de su persona.
Mariano Moreno fue un héroe nacional, un prócer, que posiblemente nunca obtuvo el reconocimiento que mereció.
El texto de Espíndola no solo rescata el valor de la figura de Moreno, sino que además lo mitifica, pero no desde su labor política, por el contrario, desde el compromiso humano, con su pueblo y con la familia a la que ama.
Se podría decir que Dormir en el agua, más que ser una tragedia histórica es una romántica. Un romance interrumpido por la enfermedad y la muerte. Moreno murió en altamar rumbo a Londrés, supuestamente envenenado, según leyendas, a pedido de Saavedra.
La puesta de Lombardo lleva al espectador al dormitorio de Guadalupe Cuenca -tremenda y emotiva interpretación de Camila Garófalo- esposa de Moreno, quién se intenta comunicar con su marido a través de cartas que nunca le llegarán. Cuenca supone que su marido ha muerto, pero no sabe como. En sueños, se encuentra con él. O es acaso un fantasma.
La sala C del Teatro de La Comedia, con su construcción casi victoriana es un marco ideal para una obra histórica. Lombardo elabora una puesta sencilla, pero emotiva, resaltando la expresividad de los intérpretes con un piano en vivo ejecutado por Christian de Miguel. Pero más allá de la carga emocional de la puesta, del texto escrito con una elegancia y sensibilidad notable, es la figura de Moreno -Cristian Majolo desnudando dos perfiles interpretativos magistrales, uno de enamorado y otro de prócer- un político adelantado en sus ideales y su concepción del mundo.
No es arbitraria la llegada de este texto a nuestro contexto histórico. La corrupción imperante en el 1800, las traiciones políticas, la forma en que el imperialismo anglosajón intenta penetrar las venas de la nación, nada tiene que envidiarle a la política actual del país.
Por esto mismo, el conflicto amoroso y pasional, sentimental, ocupa tan solo el marco de una batalla aun mayor que este fantasma libra con los enemigos externos, y también con los internos, y encuentra en Guadalupe, no solamente una musa inspiradora o un sostén emocional -más allá de la fragilidad del propio personaje- sino también una cómplice esencial para transmitir sus ideas, y éstas sigan vivas generación tras generación para que nunca se olvide quién fue Moreno y lo que hizo para lograr la independencia.
Entre el drama, el espiritismo y el thriller histórico, Dormir en el Agua, es una obra esencial con múltiples capas de lecturas. Es tanto lo que se narra y tan complejo su funcionamiento, tan profundo su material, que es increíble la sencillez y la fluidez que le otorga Lombardo para cautivar al espectador en tan solo 50 minutos. La densidad del conflicto es palpable, pero no pesa, por el contrario. La sensación que se lleva el espectador es que hubo héroes. Y gracias a la entrañable química de la pareja protagónica, y la magistral mano de la realizadora para comprender con inteligencia un texto dificil, podemos hoy conocerlos y darles el lugar que merecen en la historia.
TEATRO LA COMEDIA Rodriguez Peña 1062 Entrada: $ 250,00 - Sábado - 20:30 hs