Lo sucedido con el submarino ARA San Juan nos ha mostrado una realidad que se pretendía ocultar, debajo de la alfombra de las argumentaciones institucionales.
Pese al desborde de trascendidos y prensa imaginativa, llegamos a esperar que las vidas de nuestros compatriotas estuvieran a salvo. Con dolor los hechos nos están llevando a una encrucijada en donde lo peor es lo esperable, pero los milagros siempre existen y oramos por la vida de nuestros 44 héroes. Como Pueblo estamos al lado de los familiares para sostenerlos, acompañarlos y darles toda nuestra solidaridad y amor.
Como dirigentes políticos estamos al lado de las autoridades nacionales enla búsqueda de la verdad, apoyando la búsqueda hasta lograr el rescate delsubmarino con su tripulación, y posteriormente investigando por las víaspertinentes para deslindar responsabilidades.
El gesto del Presidente de la Nación en hacerse presente en el Edificio Libertad ha sido algo inédito en la historia Argentina mostrando los signos de esta época de cambio donde la inmediatez con los problemas y la conducción clara del Jefe de Estado asumiendo su rol indelegable es parte de las soluciones.
No es momento de politizar el tema, pero sí tiempo de empezar a reflexionarsobre el futuro. Algunos ideológicamente creen que las Fuerzas Armadasen nuestro país no tiene sentido, porque no visualizan futuras hipótesis deconflicto. Es más, descreen del concepto de “persuasión”. Esta idea seradicaliza en la postura de cerrar las Instituciones armadas.
Si la postura es la opuesta, entonces debemos aceptar la necesidad de darles y respetarles un rol activo en la vida republicana y democrática. Fuerzas Armadas con clara capacidad y visión de persuasión internacional. Capaces humana y tecnológicamente, para ejercer la defensa de nuestros intereses territoriales, subterráneos, marítimos y aéreos, resguardando nuestra integridad y soberanía territorial.
Entonces ante ambas posturas, parece que ha llegado la hora del debate argentino. El desafío es cómo lograr la capacidad de respuesta militar en el nivel defensivo que exige el siglo XXI y colaborativo con la construcción dela soberanía nacional y lucha contra el narcotráfico. Esto por supuesto considerando nuestra realidad y posibilidades económicas.
Desde la visión del suscripto, no hay dudas que esta segunda postura es la que debiéramos abrazar y en consecuencia elaborar un plan quinquenal de reequipamiento de industria nacional y compra internacional, que garantice incluso parte del crecimiento argentino con un fuerte impulso de la obra púbica en el área militar, partiendo de la idea que tenemos todavía material humano especializado capaz de afrontar estos desafíos.
La restructuración de nuestros recursos de respuesta y defensa, logrando capacidad y agilidad en el cumplimiento de los objetivos, estrategias y tácticas que se estimen necesarias, rediseñando una estructura de mandos que garanticen estar a la altura de estos tiempos modernos. La defensa dela Soberanía Nacional es responsabilidad del conjunto de la sociedad y no exclusividad de las Fuerzas Armadas, requiriendo ello acordar democráticamente con el Parlamento a fin de garantizar el cumplimiento de objetivos estratégicos.
Los fundamentos para la re-organización y capacitación de las Fuerzas Armadas, son la profunda convicción de que la Democracia supone el fin de cualquier tutela sobre la sociedad y el Estado, y que la política de defensa debe sustentarse sobre una definición que evalúe los nuevos escenarios regionales e internacionales, y los intereses vitales del país que deben ser defendidos. La capacidad operacional de mediano y largo plazo debe tender a un poder disuasivo que satisfaga las exigencias marcadas en la mencionada política.
Lo sucedido con el ARA San Juan y su tripulación no puede quedar en el olvido más allá del final que se nos presente. Debe servir para dejar atrás los conceptos setentistas y avanzar hacia el futuro. En síntesis, Fuerzas Armadas adecuadas para los cambios y modernización que postula el Gobierno Nacional y que la inmensa mayoría de los argentinos apoyamos esperanzados.
Carlos Lionel Traboulsi *Presidente Partido Demócrata Cristiano CABA