En su nueva comedia, el dramaturgo, sociólogo y director Gustavo Moscona desnuda una vez más las diferencias sociales y el contradictorio pensamiento argentino, integrado por hipocresías ideológicas y políticas. El escenario es Cabo Polonio, una ciudad balnearia uruguaya.
En medio del campo, cerca del mar, a unos pasos de la playa, dos mujeres llegan a un rancho en el que esperan el arribo del profesor de una de ellas, que va a traer un presente muy especial, que le va a otorgar la posibilidad a la joven pareja de tener un hijo.
El administrador, un uruguayo que odia a los argentinos, intentará animar a las jóvenes sin demasiada suerte y mostrando un perfil cada vez más violento.
La llegada del profesor, su esposa y de una joven socióloga, desencadenará una serie de enredos humorísticos, en el que el director muestra todo su ingenio y habilidad para mostrarlas contradicciones de los argentinos entre sus acciones y sus discursos.
Durante 45 minutos, Moscona lleva al espectador a situaciones extremas, donde afloran los celos, la envidia y sobretodo la incomodidad. En medio del conflicto de parejas, arribará una tercera pareja que derrumbará todos los conflictos previos para entrar en un terreno narrativo más místico y arriesgado. Cambiar el tono de lo que se venía viendo es un giro inesperado que desorientará al espectador otorgando frescura, extrañeza y misterio.
A partir de acá, el clima se vuelve claustrofóbico y Moscona explora el drama del encierro extremo y sus efectos. La manipulación, la culpa y la paranoia afloran.
A lo largo de 90 minutos imprevisibles, el director y el talentoso elenco llevan al espectador a cuestionar la realidad, la actualidad, las ideas y el pensamiento crítico.
En cierta forma, lo que Moscona muestra es que no importa lo que se desea exhibir, los argentinos -o los seres humanos- tenemos más dudas que certezas, miedos inexplorados o reacciones cobardes en situaciones extremas.
Los personajes desean dar lo mejor de sí con propósitos nobles y en cambio dejan salir a sus otros yo, sus monstruos. Moscona es un experto en administrar el grotesco y el absurdo con equilibrio para introducir a los espectadores en universos verosímiles que se van volviendo extraños a medida que empezamos a empatizar con los personajes.
La ciencia ficción y la fantasía funcionan con notable efectismo como metáfora de un espejo social, y como la obra de Oesterheld que sirve de inspiración para Moscona, los perseguidores se convierten en perseguidos y viceversa. Todo un manifiesto de una visión de Argentina de hoy que trasciende por su universalidad y su reflexión metarrealista.
Con una notable puesta, excelente diseño de escenografía que ayuda a transportar al espectador al espacio en cuestión, ingeniosa puesta de luces y meticulosa utilización del diseño sonora, Aquel rancho de Cabo Polonio es la posibilidad de reírse y reflexionar sobre el presente desde una posición fantástica, desborda e inteligente.
Se puede disfrutar Aquel rancho de Cabo Polonio en DELBORDE ESPACIO TEATRAL en Chile 630, CABA.