Después de La mujer cama, Diego Casado Rubio, director y dramaturgo español, regresa a los conflictos de la violencia y discriminación teniendo como referencia el núcleo familiar. Esta vez la violencia no es física, la violencia es la incomprensión de una madre, que no puede aceptar su hijo porque es “diferente”. ¿Diferente a qué o a quién? Es la pregunta que hace el dramaturgo en esta notable puesta que intenta armar el rompecabezas que fue Alan, un adolescente nacido con cuerpo de mujer, que intenta sobrevivir en un mundo que lo discrimina por ignorancia y prejuicio.
Alan se debe someter al bullying que incluye humillaciones, y que lo lleva a vivir escapando, pensando diversas rutas para llegar a su casa y encontrarse con Samsón, su único amigo, el único que ser que lo protege y no lo juzga.
Casado Rubio se aleja de los estereotipos y decide no enfocar el conflicto dramático en la transexualidad de Alan. La identidad sexual está definida en el protagonista, magistralmente interpretado por Raquel Ameri, en una transformación física y vocal notable, en la que los conflictos internos y psicológicos conviven con los sentimientos, la culpa, el amor y el despertar sexual. Todo eso forma parte de una actuación memorable. El conflicto es sociológico. Alan quiere hacerse la operación de cambio de sexo, pero debido que fue diagnosticado con síndrome de Asperger, los médicos se niegan a realizar el procedimiento quirúrjico.
La desestabilidad emocional del protagonista sucede por la persecución que debe sufrir de su entorno, que contrasta con el aliento virtual de millones de personas que lo siguen por su canal de youtube.
Inspirado en el caso real de un joven estadounidense, el dramaturgo y director genera preguntas, ideas, expone y naturaliza a una víctima, pero no pretendiendo convertirlo en un estereotipo social, sino desnudando sus aristas, sus contradicciones y enfrentándola a una madre –gran interpretación- que termina siendo una enemiga ingenua, ignorante y miedosa, en vez de una aliada.
Y en el medio está Samsón –maravilloso Victor Labra- en juego de protector y conciencia del protagonista. Un escudo, en el que Alan decide refugiarse. En Samsón y la música encuentra su espacio.
Millones de segundos se concentra en un personajes que es el reflejo de millones de jóvenes que deben sobrevivir con las mismas incertidumbres y los mismos conflictos. El retrato de una sociedad que puede encontrar a sus pares virtualmente, pero que aun no ha conseguido comprender a la persona a la que le dio vida.
Como un cubo rubik que se va armando y desarmando, y mutando –de géneros narrativos- para convertirse en otra cosa, literal, escenográfica y simbólicamente, en escena, Casado Rubio con su arriesgada puesta, mete al espectador dentro de la mente del protagonista, y a lo largo de 70 minutos intensos, no lo deja respirar, lo somete a reflexionar sobre sus propios prejuicios e hipocresías, y el lugar social que ocupa en este mundo que de progresista tiene muy poco.
Teatro El ExtranjeroValentín Gómez 3378Entrada: $ 250,00 - Domingo - 18:30 hs - Hasta el 23/07/2017