La saga de Piratas del Caribe comenzó como una refrescante propuesta y agradable sorpresa allá por 2003 y fue derivando, con el paso de los años, en productos cada vez más repetitivos, más mediocres, menos agudos y con un Jack Sparrow que terminaba por saturar en tramas cada vez más flojas.
De hecho, En el Fin del Mundo -2007- y El Cofre de la Muerte -2006-, las dos secuelas posteriores a la primera, eran algo inferiores a la original: La Maldición del Perla Negra -2003- y se notaba cierta premura en realizarlas para sacar rédito a una saga exitosa que acababa prácticamente de arrancar. La productora, Jerry Bruckheimer Films no estaba dispuesta a olvidar a estos personajes porque funcionaban en taquilla.
Eran los capítulos 2 y 3 de una franquicia que daba múltiples saltos y opciones a las aventuras que confluían en torno al personaje de Johnny Depp convertido y mimetizado en Sparrow, antihéroe e icono de la saga. Que estuviera acompañado por la pareja formada en la ficción de Keira Knightley y Orlando Bloom, aparte de un siempre competente Geoffrey Rush quien como villano daba muestras de solidez. Estas tres primeras cintas dirigidas por Gore Verbinski -La Llamada, Rango- fueron de más a menos. El propio Verbinski abandonó la saga con idea de realizar otros proyectos que lo atrajeran más.
Así, llegó en 2011 el capítulo 4 -Navegando Aguas Misteriosas- y la cosa parecía casi definitiva, llegando a su punto de entretenimiento más bajo aún contando en el elenco a Penélope Cruz o teniendo al mando a Rob Marshall -Chicago, Nine: Una Vida de Pasión-. Pero a Jerry Bruckheimer se le ocurrió elegir a Javier Bardem como el nuevo villano y convenció a la pareja noruega formada por Joachim Rønning y Espen Sandberg -Kon-Tiki, Bandidas- para dirigir una nueva y al parecer, ahora sí, aventura final.
Piratas del Caribe 5: La Venganza de Salazar, no le llega a los talones a la primera, pero es mucho mejor que la última. Estaría a un nivel parecido a la dos y la tres pero con algunas virtudes nuevas.
Por ejemplo, esta película se mantiene en gran parte por Javier Bardem, en la piel del malvado Capitán Salazar, un capitán de la flota real española convertido en fantasma que va destruyendo un montón de navíos piratas en busca de Jack Sparrow. Cuando Salazar aparece, hay tensión asegurada, aparte de unos brillantes efectos especiales que hacen que él y su tripulación tengan un halo fantasmal especial. Muy bien detallado está realizado en postproducción el aspecto del pelo de Bardem, ondeando al viento lentamente.
Las secuencias realizadas bajo el mar son también bastante espectaculares, bien recreadas y amenas en su resolución. Jack Sparrow vuelve a ser Sparrow para lo bueno y lo malo: extravagante, torpe pero que sale airoso de cualquier situación, aúnque sea la más descabellada.
Puede que Sparrow sea un icono del cine de piratas pero tras verlo en cinco films uno prefiere optar por las novedades y agradece la presencia, por ejemplo, de la joven Kaya Scodelario -Maze Runner, la serie de Tv, Skins-, quien interpreta a Caryna Smith. Ella y el joven Brenton Thwaites -Dioses de Egipto, Maléfica-, son una especie de renovación como los nuevos Orlando Bloom y Keira Knightley. En los detalles del film ya se había anunciado que Bloom, por ejemplo, volvería como Will Turner, pero no estaba claro si su papel iba a ser demasiado relevante o un simple cameo.
También hay tiempo para otorgar cierto protagonismo a Geoffrey Rush como el Capitán Héctor Barbossa, que al parecer ya no es malvado, o alguna que otrasorpresa, entre ellas un Paul McCartney algo alocado en un cameo que solo sirve como posible gag.
Bardem es lo principal de la película, junto a los efectos especiales y algunos momentos concretos de aventura, sobre todo la parte que acontece bajo el mar.
La historia parte del guión de Jeff Nathanson -Atrápame si puedes, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal- y toda la trama tiene que ver con el Triángulo del Diablo, del que nadie podía escapar, teniendo algunos momentos de interés. ¿El objetivo? La lucha entre buenos y malos por hacerse con el Tridente de Poseidón y así controlar por siempre los mares.
En esta entrega Sparrow es cada vez menos Sparrow, perdiendo garra, carisma y humor. Hay que decirlo. Y existe una secuencia post-créditos que puede entusiasmar a más de un amante de la saga, también.