Cuando se ponen en evidencia hechos violentos, o aumentan los delitos.
Se habla a diario de inseguridad, se polemiza sobre las medidas a tomar, sobre la funcionalidad de la policía, sobre si a los menores se les debe bajar la edad de imputabilidad, etc, mientras los dirigentes manifiestan estrategias para combatirla evocando sus discursos pre-electorales. Pero el problema, lejos de tener una solución, demuestra ir in crescendo.
El conocimiento de distintos hechos de inseguridad, desencadenó paranoia en la sociedad y los resultados de este sentimiento perjudica cada vez mas toda solución posible. Los sucesos lamentables deberían instaurar un análisis serio de las causas, para conocer y lograr establecer, de forma racional, una manera efectiva de proporcionar seguridad a la sociedad. Por supuesto, ligado a esto debería realizarse el correspondiente estudio de resultados y la posterior aplicación de los mismos e investigar en profundidad el rol que ejercen las fuerzas de seguridad.
Desde la sociedad y desde la buena voluntad, se han implementado medidas tendientes a paliar la situación. Entre las medidas implementadas están el mapa de inseguridad desde la red y una línea telefónica, en la cual las victimas o testigos reportan el hecho inseguro. Por supuesto se ha de tener en cuenta esta metodología como recurso alternativo para prevenir otros delitos y estar alertas, pero de ninguna manera este recurso suple la denuncia policial.
Estas medidas no están amparadas por las fuerzas de seguridad, son mas bien un diario solidario del ciudadano que ha sufrido alguna agresión, por lo tanto aún queda pendiente, a pesar del paso de los distintos gobiernos que lo prometieron, una política efectiva de seguridad: lo que requiere la sociedad en su conjunto son medidas que contemplen tanto una policía y una justicia eficientes. En síntesis: leyes que se apliquen inflexiblemente y un cambio en la situación social y cultural de aquellos que delinquen.
Este último aspecto, el de fomentar las bases socioculturales de las familias de bajos recursos, considerar los niveles de vida de los que infringen las reglas, es una tarea pendiente de nuestros políticos, quienes deben velar por aquellos cuyas condiciones están por debajo de la línea de pobreza, para así poder erradicar la droga, el robo y los asesinatos, que son sus modelos de vida y que rompen el contrato social y el respeto a las normas establecidas.
Estos tres ejes: policía, justicia y sociedad, son el sistema a tener en cuenta en su totalidad y no medidas autónomas que se centran en una solución ligera y transitoria.