Existe pero no se ve ni se habla de ella. La Incontinencia Urinaria -IO- o pérdida involuntaria de orina, es una afección que en la Argentina sufre alrededor de 1,5 millones de adultos, un 46% de ellos en su versión leve, un 26%, moderada y un 27%, severa. Se trata de una problemática más frecuente en mujeres que en varones, -en una relación 2:1-. Nada menos que una de cada tres mujeres mayores de 45 años la experimentan .
En mujeres suele verse a partir de los 40 años aproximadamente, y se hace cada vez más grave y frecuente a medida que aumenta la edad. Las principales situaciones se dan al toser, estornudar o levantar peso. En otras ocasiones se relaciona con la necesidad urgente de orinar, a veces tan imperiosa que no permite llegar a tiempo al baño. Los hombres, en cambio, suelen encontrarse con este problema como consecuencia de actos quirúrgicos -cirugías de próstata, por ejemplo-, terapia radiante u otros trastornos médicos.
El dato más relevante es que el 23% de los afectados siente vergüenza de pedir ayuda y queda así lejos de obtener alguna solución que le permita mejorar su calidad de vida: el principal temor no es la IO en sí, sino que pueda ser descubierta por otroslo que genera un progresivo aislamiento. .
Para quienes conviven con la incontinencia urinaria, ésta es una forma de ver dañada su autoestima y, en el caso de las mujeres, su feminidad: sienten pérdida de control, aislamiento y humillación. Las mujeres, en especial, no suelen compartir este problema con su entorno y en su mayoría, hasta el 80%, modifica hábitos sociales: salen menos, limitan su actividad física, disminuyen la frecuencia de sus viajes, etc.
Entre el esfuerzo y la urgencia
Para comprender qué es la incontinencia urinaria, primero hay que entender qué es la continencia. Una vejiga es capaz de almacenar entre 350 y 550 mililitros de líquido, equivalentes a dos tazas de té. Luego, la orina pasa desde la vejiga a través de la uretra, hacia el exterior. Tanto una como otra están sostenidas por los músculos del piso pélvico. El esfínter, en particular, es un músculo ubicado alrededor de la abertura de la vejiga que se comprime para evitar que la orina se escape.
La IO es, por lo tanto, la incapacidad para contener la orina, con síntomas que pueden variar desde un escape leve hasta su salida abundante.
Según la Sociedad Internacional de Continencia -ICS- existen dos tipos básicos de incontinencia urinaria: la Incontinencia Urinaria de esfuerzo -IOE- y la Incontinencia Urinaria de Origen -IOU-.
1. Incontinencia Urinaria de Esfuerzo -IOE-: se produce cuando existe pérdida relacionada con el esfuerzo, en general debido a que los músculos que controlan el flujo de orina no funcionan de manera adecuada. Puede producirse al toser, reírse, estornudar, hacer ejercicios o cargar algún objeto pesado.
Entre los factores de riesgo que la producen se encuentran:- Embarazo o parto vaginal.- Desgarros del piso pélvico durante el parto.- Prolapsos de los órganos de la pelvis -por relajación de los medios que lo mantienen fijo-- Diabetes mellitus.- Cirugía del área pélvica o de próstata -hombres-.
Hay otros dos factores de riesgo modificables:- Obesidad o aumento del índice de masa corporal. - Climaterio o menopausia, que producen pérdida de estrógenos y el consiguiente debilitamiento muscular del piso pélvico.
2. Incontinencia Urinaria de Urgencia -IOU-: se define como la que está precedida por la sensación imperiosa de orinar. Este tipo de IO es más común entre las personas mayores. Su causa puede ser neurológica -por ejemplo, asociada a parkinsonismo- u otros factores aún desconocidos. Como aumenta su incidencia en pacientes de mayor edad es frecuente que se asocie con otros síntomas de las vías urinarias inferiores, como el prostatismo.
Se manifiesta por una urgencia repentina e intensa de orinar. El músculo de la vejiga se contrae y es posible que la advertencia de que necesita orinar sea de unos pocos segundos. El afectado puede no llegar al baño a tiempo y como resultado, se le puede escapar la orina involuntariamente. Algunas personas tienen una sensación similar de urgencia cuando oyen correr agua o cuando se acercan a la puerta de su domicilio y es posible que también necesiten orinar con más frecuencia que otras personas, incluso por la noche.
La visita al médicoLa IO puede presentarse por anormalidades en la vejiga o en la uretra. En líneas generales, la causa principal en el hombre está relacionada con cirugías prostáticas, traumatismos o lesiones neurológicas. En la mujer, en cambio, se produce por alteraciones en mecanismos funcionales, en particular de la uretra.
Para identificarla, existen diversos estudios que abarcan, en principio, antecedentes personales: partos, episiotomías, enfermedades, medicación, menopausia, antecedentes neurológicos o traumáticos, entre otros.
1. Examen físico: se centra en la detección de anomalías anatómicas o neurológicas que puedan ser el origen de la incontinencia. En la mujer, el estudio es con vejiga vacía -para determinar el estado de los órganos pelvianos- y con vejiga llena -para comprobar si existe incontinencia urinaria-.
El diario miccional -control de los horarios en los que se orina-, permite tomar nota del funcionamiento y detectar anomalías a partir de la auto observación, entre 48 o 72 horas.
2. Análisis de laboratorio: es mandatorio para descartar infecciones urinarias.
3. Estudio urodinámico: se reserva para cuando las pruebas anteriores no son concluyentes, cuando se plantea una resolución quirúrgica, en pacientes sometidos previamente a correcciones o que han padecido radioterapia pélvica y pacientes con prolapso de órgano pelviano. Para quienes muestren síntomas irritativos, sobre todo los afectados de una IOU, la cistoscopia es fundamental para descartar otras patologías, como pólipos.
Más vale prevenir… -¡Y tratar!-
La causa de base más común de la IOU Incontinencia Urinaria de Urgencia- es la infección urinaria, por lo que el tratamiento suele consistir en remediar esa situación. En hombres, prevalece la obstrucción uretral y un 75% mejora los síntomas una vez que se libera la obstrucción. Cuando la causa no puede ser eliminada, se debe recurrir a fármacos que posean efectos relajantes sobre el músculo liso de la vejiga.
Sin acudir a la medicación, otra vía de solución es la kinesiología, a través de ejercicios de piso pélvico, técnicas de relajación, micción programada y la estimulación del nervio tibial posterior -para inhibir las contracciones que producen la fuga-.
En el caso de IOE -Incontinencia Urinaria de Esfuerzo-, a las pacientes postmenopáusicas se les suele suministrar estrógenos, siempre que no aparezcan otras enfermedades crónicas. La kinesiología también es de gran utilidad a través de ejercicios de piso pélvico, muy efectivos a corto plazo, pero son tratamientos que requieren mucha constancia en el tiempo y está comprobado que el grado de adhesión a largo plazo es corto.
La opción quirúrgica propone una cirugía ambulatoria durante la cual se coloca al paciente una malla de un centímetro de ancho por debajo de la uretra, para proporcionarle un sostén que impide la incontinencia. Es el tratamiento quirúrgico de elección para la IO de esfuerzo en la actualidad. En el caso de los hombres, el tratamiento dependerá del grado de severidad de la incontinencia. Los slings masculinos y el esfínter urinario artificial son lo más recomendable.
La prevención es también posible cuando hablamos de incontinencia. Son de gran utilidad los ejercicios de piso pélvico -como los de Kegel- y los entrenamientos computarizados -biofeedback-. Se aconseja que las mujeres los realicen antes y después del parto, para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y disminuir un posible daño de los tejidos.
Algunos consejos prácticos-
Hablar sobre el tema: conversaciones sinceras con el entorno llevan a aliviar la ansiedad alrededor de la IO.
Llevar un diario sobre la rutina urinaria: cuántas veces se va al baño, cantidad de pérdidas por día, líquido ingerido. Toda esa información es clave para la mayor precisión de los controles médicos.
Reducir los kilos de más.
Evitar alimentos y bebidas que produzcan irritación en la vejiga, como alcohol, café o picantes.
Dejar de fumar.
Llevar una dieta rica en fibra para evitar el estreñimiento.
Utilizar productos que puedan ayudar a recuperar la calidad de vida y la confianza en uno mismo.
Muchos hombres y mujeres apelan a soluciones caseras o al uso de apósitos o pañales, sin saber que existen soluciones más específicas de máxima absorción, más discretas y con mayor capacidad de control de olores. De hecho el 32% de los hombres afectados asegura que no utiliza ningún producto ni solución específica.Sin embargo, el uso de estos productos propicia la posibilidad de vivir una vida plena, sin restricciones.
La incontinencia no es un tabú: es un síntoma que se puede tratar y tiene solución.
Hablar de ella y visitar al médico contribuye a bajar barreras y mejorar su calidad de vida. Dossier realizado por la Dra. Sandra Miasnik, Medica Ginecóloga especialista en Incontnencia de Plenitud y Kimberly-Clark.