Frida Kahlo -1907-1954- es una de las artistas pictóricas más influyentes y notables del siglo XX, su vida estuvo marcada por enfermedades y un accidente casi fatal, que trajo a consecuencia que debería enfrentarse a numerosas cirugías. Su dolor, interior y exterior, fue lo marcó su obra artística.
El unipersonal escrito y dirigido por Patricio Abadi – Ya no pienso en matambre ni le temo al vacío- e interpretado por la excepcional Jimena Anganuzzi, retrata el sufrimiento de la mujer, que se convirtió, además en símbolo de la revolución e independencia femenina, un ícono cultural que trascendió post mortem la figura de su marido, el renombrado muralista Diego Rivera, para convertirse hoy en día en una imagen pop.
Pero, ¿quién fue Frida Kahlo?. Desde la cama de un hospital, en donde espera que le amputen una pierna como consecuencia de una gangrena, Kahlo se abre a su público a través de un diario íntimo. Un diario doloroso, en el que los fantasmas de su pasado, infancia y adolescencia se entrecruzan con su presente. Dónde el sufrimiento físico se fusiona con el emocional.
La soledad atravesada por el abandono y la decepción hacia Rivera a quien define genio artístico pero también como misógino manipulador, su amor prohibido con Trotsky, el sexo, la relación con su familia y Chavela Vargas de fondo, forman parte de este viaje introspectivo.
Desde esa cama, que no es más ni menos que una extensión de sus piernas, Kahlo/Anganuzzi, conmueven y transmiten el sufrimiento de un alma torturada. La descripción detallada del accidente y todo aquel dolor que se puede invocar a través de sus autorretratos, es lo que Abadi mejor pone en escena.
A través de una puesta minimalista –una cama, el foco lumínico sobre su actriz- el trabajo de Anganuzzi cobra una vitalidad espectacular. Ella mimetiza vestuario y objetos como si eso fuera parte de su propio cuerpo y haya sido incorporado, convirtiéndola casi en un híbrido antinatural. Pero Anganuzzi hace todo natural, y ahí es donde la mano del director también cobra relevancia.
En casi 50 minutos, el reflejo de las decepciones y triunfos desde la óptica de una figura que se reveló contra el sistema y la cultura, el amor, la frialdad, la ausencia del temor a la muerte –tan frecuente de iconografía mexicana- están presentes en Frida Kahlo, luces y sombras, un magnífico trabajo, en que aunque parezca que las sombras van ganando terreno, la luz interna de un personaje fuerte, arrancan lágrimas y admiración de principio a fin.
Frida Kahlo – luces y sombras, se puede ver en el Centro Cultural de la Cooperación, en Corrientes 1543, los Sábados a las 20:00 hs.