Sociólogo y docente, Gustavo Moscona, escribe y dirige Tenemos que hablar con las chicas, un nuevo estudio acerca de las clases sociales y la realidad argentina. Dos niñas cometen un acto brutal en su colegio y los padres pretenden solucionarlo ellos mismos, a través de una reunión que termina desnudando sus propias miserias, y demostrando que el fruto no cae lejos del árbol.
“Vi una película que me gustó mucho: Un Dios salvaje de Polanski y me pareció bueno adaptarla a nuestra realidad y agregar la mirada de las nenas, que en la película estaba ausente”, aclara Moscona sobre los orígenes del texto, y agrega: “La realidad es muy jugosa como para no prestarle atención a lo que dice y hace la gente. Digamos que esos cuatro padres representan a muchas voces de personas que tengo la suerte y la desgracia de conocer.”
A comparación de otras obras recientes que dirigiste, que no eran tan lineales o se permitían jugar con elementos fantasiosos. Tenemos que hablar con las chicas, mantiene una coherencia en tiempo y espacio, permitiendo que todo el relato sea llevado por el elenco. ¿Cómo fue el proceso creativo para llegar a estos resultados?
Cada obra posee un proceso propio. Hay una etapa para explorar, para pensar los caracteres de cada uno de los personajes, para detenernos en qué queremos contar, para debatir, para pensar la idea de totalidad. Si bien la obra se divide en 4 partes, no fue lineal, a veces trabajamos en forma secuencial y en otras en forma fragmentada cada una de esas partes y después si nos detenemos en los detalles. Pero insisto no es una cuestión de regla y escuadra y depende de cada grupo con el que trabajas. Este año realizo tres obras, una instalación y una obra breve, y te puedo asegurar que cada proceso de laburo es distinto.
¿Cuánto intervinieron los protagonistas en la creación de los personajes y los microconflictos?
El trabajo con los actores siempre es de ida y vuelta, es de diálogo permanente, es la construcción de una confianza en donde yo tengo una idea y ellos ponen el cuerpo y tienen toda la libertad para probar y explorar los caracteres de cada uno de los personajes y llega un momento en el cual negociamos lo mejor para la obra y en donde tengo que tomar decisiones y definir.
¿De qué manera el humor se transforma en un vehículo para una crítica más ácida hacia status quo de la sociedad?
A mí me gusta utilizar el humor, no lo hago en todas las obras. Me gusta el humor negro, ese que hace soportable las injusticias, las miserias, el destino, la realidad y porque no la muerte. Creo en el humor inteligente como un buen medio para decir cosas y también veo que la gente muchas veces necesita reírse aunque sea de cosas terribles.
¿Cómo fue el procesos de selección del elenco? ¿Cuando aparecieron las integrantes más jóvenes y como las elegiste? ¿Qué buscabas en ellas?
A dos actores, Oscar y Alejandra, ya los conocía, de hecho trabajaron en varias obras mías. A Sara la conozco de casualidad, -que como todos sabemos no existe-, en Montevideo, y a Patricio le propuse probar el personaje ya que lo había visto trabajar en un taller y por suerte era él. Con respecto a las jóvenes actrices: Paloma es la hija de Eva, una ex alumna del profesorado donde doy clases y me comentó que su hija había asistido a talleres de teatro, así que probamos y sin lugar a dudas debía estar en el grupo y Valentina es nuestra niñita de sólo once años que salió elegida después de un casting familiar y de conocidos. Buscaba en ellas, la ternura, la soberbia y el miedo que significa ser adolescente en un mundo como este, y además, que sean compañeras de trabajo, que se diviertan, que confirmen sus sueños, que se comprometan y que sean solidarias con el grupo.
¿Cómo es producir teatro independiente hoy en día en Buenos Aires y cómo lográs estrenar una obra promedio por año?
Creo que hay que estar un poco loco, conocer gente que está tan loca como vos o más pero que por sobre todas las cosas que tenga pasión y compromiso por lo que hace. Por suerte cuento con actores y actrices que son muy buenos compañeros de trabajo. Y un grupo de asistentes jóvenes geniales, que aportan su alegría y capacidad como Carmela, Paula y Mayra y mi mano derecha de muchos proyectos en la producción Graciela Pieresko que se pone la camiseta de cada obra y la transpira hasta el final. Quiero señalar que es muy difícil llevar a cabo proyectos nuevos cada año. Dentro del espacio independiente es necesario aclarar que para nada es homogéneo y por el contrario es heterogéneo, posee asimetrías, es desigual y si no contás con un capital social y ciertas credenciales de prestigio, se te cierran puertas en salas, en la prensa, con actores, con directores y ni hablemos en festivales. Es decir, hay que trabajar con el no, fracasar cada vez mejor y seguir insistiendo a pesar de todo y por sobre todo llevar malas noticias y señalar que aunque guste o no lo vamos a hacer.
¿Cómo sociólogo que es lo que te brinda el teatro para expresar tus ideas? ¿Por qué la ficción es un instrumento de comunicación tan efectivo?
La sociología me da una mirada que me permite superar prejuicios, sentidos comunes y pensar en términos relacionales lo que está sucediendo con una persona, con una pareja, en un hogar con una escuela, con nuestro país y porque no con la misma sociedad. No creo en un deber ser, la gente actúa y lo hace como puede a veces en forma de monstruos, otra desde una miseria de poder que asusta y otra con miedo como conflicto principal para adaptarse y sobrevivir a estos tiempos. El teatro es una mentira preciosa que por suerte no compite con la realidad porque sino saldría perdiendo y con la cara llena de dedos.
Tus obras atraviesan diversos contextos sociales, pero siempre se mantienen actualizadas con lo que va sucediendo en el hoy y ahora, más allá de que se mantengan varias temporadas en cartel. ¿Cómo trabajas con el elenco y el equipo técnico para mantener esa cotidianeidad continua? ¿De que forma “la realidad” te ha inspirado en tu dramaturgia?
Parto de la idea, que la realidad supera a la ficción, por lo tanto creo que sería ingenuo no tomar datos de esa realidad. Lógicamente uno hace un ordenamiento conceptual de esa realidad que se presenta como infinita y caótica y en esa delimitación está lo que me calienta o quiero contar.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Este año, estrenar El cementerio, que es una obra increíble con 16 actores y bailarines en escena y llevar a cabo una instalación teatral sobre los fusilamientos en los basurales de León Suarez en el IMPA. El año que viene mi intención es hacer una tercera temporada de las dos obras Policía para ratas y Tenemos que hablar con las chicas. Vamos a ver si nos da, pero creo que vale el esfuerzo por todo lo que generamos en estos dos años con ambas obras con respecto a la presencia del público y su devolución. Y hacer una segunda temporada de El cementerioy ya que estamos, por qué no, estrenar la obra Rancho.
La obra se puede disfrutar los días Viernes a las 20:30 hs., hasta el 26 de Agosto de 2016 en Del Borde Espacio Teatral, sito en Chile 630, CABA.