Luego del reciente desfile de moda de Chanel en La Habana, donde Karl Lagerfeld convirtió una alameda de la ciudad en una particular pasarela, Louis Vuitton no podía ser menos y eligió en Río de Janeiro para su desfile.
A Vuitton le pareció buena idea transformar una estructura modernista como es el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói - MAC-, un edificio blanco que emula ser un Ovni con vista a la Bahia de Guanabara, en una gran pasarela para la gran presentación de la marca en el país mas grande de Sudamérica.
Con esta increíble propuesta Vuitton se volvió la primera marca europea en llevar su producto a Brasil, país que está entre los 10 mercados más grandes de la firma, al mismo nivel que Francia, Alemania y Rusia y tiene presencia con tiendas físicas en el país desde el año 1989.
A pesar de la crisis política que transita el país Carioca, se le consultó al director de la firma, cuál es la razón de seguir permaneciendo en este país, quienes alegan haber realizado una gran inversión desde hace muchos años y no están dispuestos a abandonar este negocio y escapar a la primera señal de crisis.
Esta marca de lujo, presentó un desfile que se transmitió en línea, en vivo y simultáneamente en todo el mundo. El espectáculo empleó a miles de trabajadores locales durante dos semanas y recibió a aproximadamente 500 invitados, de los cuales 300 son clientes de cerca de 25 países, casi la mitad de ellos llevados por la empresa -el resto eran locales o llegaron en sus aviones privados-.
Hubo celebridades como Alicia Vikander, que se enfundó en un vestido de lo más original con unas botas de tacón cuadrado, similares a las que había utilizado en la Gala MET, Jaden Smith, en un look Total Black. También participaron la fabulosa Catherine Deneuve y Zendaya, quienes además del espectáculo, también disfrutaron de un viaje en helicóptero, actividades acuáticas y un recorrido de arquitectura modernista local, entre otras expediciones.
Veinte minutos fue lo que duró todo este fluir de elegancia desbordada de colores brillantes y referencias deportivas -el buceo, el fútbol, la navegación-, con cortes diseñados para delinear el cuerpo, pliegues y piel.Hubo vestidos con frentes cortos y colas largas y ondulantes; túnicas tan delgadas como el papel encima de ajustados pantalones de motociclista; capas gráficas inspiradas en el arte contemporáneo, y pequeños vestidos color caqui escortados.
La caja torácica y la parte superior del abdomen fueron las zonas erógenas donde el diseñador concentró su atención, quien a la hora de definir el estilo de la colección, adujo ser tropical y urbano al mismo tiempo, para así poder rendir tributo al país en el que se presentó sin perder el estilo parisino.
La tercera presentación resort de Ghesquière fue una extensión natural de pasarelas recientes que han alejado a Vuitton de la estrategia original del diseñador, que al principio se dedicó a diseñar los básicos que forman el esqueleto de un guardarropa. Ahora le apostó al mundo de la moda real: más arriesgado pero también potencialmente más deseable.
Especialmente en los vestidos inspirados en el surf, elaborados caleidoscópicamente, aunque es difícil imaginar que haya muchas mujeres que quieran un estampado de jugadores de fútbol en sus vestidos de coctel, sin importar lo delicada y vaporosa que sea la composición de la materia prima en la conformación de la prenda.
Finalizando, como dato de color, una modelo argentina en ascenso, Mica Argarañaz, fue la encargada de representar nuestra belleza, haciendo la apertura del Louis Vuitton Cruise 17.