Luego de más de 25 años de statu quo, que derivaron en la constante e invariable degradación de la calidad de vida de los bonaerenses, nuevos aires se sienten en La Plata.
Bajo la continua conducción del PJ, la provincia de Buenos Aires a cedido constantemente a los caprichos del gobierno central, pese a ser motor productivo de la Nación, y a pertenecer supuestamente a una república federal. Así es como ha perdido participación en la coparticipación de impuestos, peso político en el Congreso Nacional, y todo tipo de situaciones en desmedro de sus habitantes.
Sin embargo con la llegada de la administración de Ma. Eugenia Vidal, se perciben nuevos ímpetus. Primero con la vocación de terminar con las mafias enquistadas en la provincia, que le han valido no pocos disgustos, para muestra recordar la fuga de los hermanos Lanatta apenas asumida la gobernadora.
Es también notoria la intención de poner las cosas en su lugar en todo el ámbito de la administración provincial, en el IOMA, en ARBA, el Min de Salud, entre los más notorios, ya que fueron parte del barril sin fondo de la administración Scioli.
Sin embargo, la jugada más audaz de Vidal, sin dudas, es la referente a la reforma política impulsada en conjunto con el Partido Renovador de Ser gio Massa, y el GEN de Margarita Stolbizer. ¿De qué se trata? Simple, desarticular el andamiaje que permitió 25 años de contubernio entre intendencias vitalicias, y distritos sobredimensionados con el sólo fin de consolidar el poder político.
Es el caso de Lomas de Zamora, y La Matanza, que equivalen en ambos casos a varias provincias argentinas, y sin embargo, se manejan como un simple municipio, donde dado el poder presupuestario, sus intendentes se mueven de modo feudal.
La Matanza además es un caso único, ya que dentro del municipio hay zonas urbanas densamente pobladas, con la problemática típica de ese entorno, y zonas más alejadas totalmente rurales, que sin duda tienen otras prioridades. La realidad prueba, por el estado en que se encuentra el municipio, que no es posible conducirlo de forma central, ya que ello juega en contra de las áreas más alejadas, que quedan despojadas de la presencia estatal.
Es el caso también de las intendencias perpetuas de Pereyra en F.Varela, Othacehe en Merlo, Quindimil en Lanús, y tantos otros, que lejos de contribuir al desarrollo de sus municipios, han terminado siendo cotos de caza para beneficio personal y familiar.
No hay justificación legal ni económica a que existan megadistritos que tienen más habitantes que varias provincias y sin embargo no cuentan con los organismos de contralor interno para manejar semejantes presupuestos. De hecho en los últimos años la provincia ha aprobado casi por unanimidad varias divisiones aunque más por cuestiones de conveniencia política que económica como el caso de Ezeiza, o Hurlingham para citar algunos. Sería inexplicable entonces, que quienes estuvieron a favor en el pasado, se expresen ahora en contra.
Habrá que estar atentos entonces a cómo termina esta batalla de la gobernadora, con la compañía de las siguientes dos fuerzas políticas mayoritarias, ya que podría implicar el comienzo de un gran cambio a favor de los vecinos de la provincia.