A veces, las mejores obras no son aquellas que desde un principio tiran un tema pesado y lo desarrollan intelectualmente a lo largo de 60 o 90 minutos, sino las que presentan un tema aparentemente pesado, envuelto dentro de un género -para alivianar tensiones- pero que en realidad están hablando de otra cosa.
Posiblemente, Crisis, sea una de las obras más ligeras y accesibles de Flor Berthold -Agua para Alejandra, Ficción- pero esto es solo una apariencia. Apariencia, como la de las familias que sonríen para una foto, en medio de un viaje, o de unas vacaciones, pero que detrás de esas sonrisas, ocultan sus conflictos.
En este, caso, la pareja protagónica -Florencia Benitez y Santiago Fontdevila -intensos, enérgicos y versátiles en sus roles- no está de vacaciones. Está llegando a la vivienda patriarcal, donde el abuelo está atravesando sus últimos días de vida. A la misma, también llega, el hermano del protagonista, un personaje psicológicamente frágil e inestable -maravillosa interpretación border de Guillermo Berthold- y la hija del protagonista -notable y emotiva performance de la joven Bianca Brandimarte- con su matrimonio previo -Cecilia Bassano en una interpretación desafiante y muy original-.
Lo que en apariencia arranca como un drama familiar típico -la lucha por la herencia, la crisis por afrontar la paternidad, la destrucción de la imagen patriarcal machista, amores pasados no resueltos- comienza a transformarse en una comedia de enredos románticos, y las situaciones de por sí dramáticas comienza a tomar una sorpresiva arista absurda y ridícula, en la que Berthold -autora/directora- refleja el patetismo de los conflictos familiares, con humor, pero también con cierta sensibilidad.
Y, sin embargo, lo que subyace detrás de las idas/venidas, revelaciones varias que afloran en esta familia durante estos días en el hogar paternal, es otro tipo de crisis. La crisis en la era de la comunicación. La ex-esposa del protagonista, y madre de su hija, está presente solo via Skype, y sin embargo, su participación es permanente, y termina influenciando en los conflictos que rodean a la familia. Vale destacar, el riesgo tecnológico de la puesta en escena, ya que las imágenes en Skype de la madre se hacen en vivo, y por lo tanto la puesta está atada a cualquier accidente que se pueda producir en la era internet.
Cuanto más cerca estamos del otro, menos nos comunicamos, pero tampoco la tecnología a la distancia nos acerca. La falta de señal de un celular, puede ocasionar una crisis nerviosa tan grande como el fallecimiento de un ser querido. Cuanto nos comunicamos realmente en la vida diaria con el que tenemos al lado, con el que convivimos. Cuanto nos conocemos realmente cara a cara. Y cuanto influye el miedo a no vernos a los y afrontar las acusaciones pendientes del pasado.
Todos estos debates dan vueltas por el aire, sin nunca perder de vista el mecanismo teatral, en la que los personajes accionan constantemente, y como si fuera una comedia inglesa, entran y salen por las puertas y ventanas de una escenografía gigantesca que refleja la naturaleza, pero una naturaleza de retrato familiar, tan falsa, muerta e intervenida como los sentimientos que tienen los protagonistas entre ellos, tecnología mediante. Pero aún hay esperanza.
Gracias a la comedia, Flor Berthold encuentra un mecanismo -que forma parte de su lenguaje teatral, pero en la que se nota también la influencia de Javier Daulte- que le permite generar reflexiones existenciales sin abstraerse del público, dando rienda suelta a la imaginería visual -notable diseño de luces y efectos sonoros/musicales- y un cuidado estético no caprichoso -como son los personajes-, siendo consciente que la crisis de la sociedad está por encima de nuestras cabezas -a través de antenas y satélites-, pero también, en el suelo, en nuestras raíces familiares.
EL GRITO Costa Rica 5459 Entrada: $ 200,00 / $ 160,00 - Viernes - 22:30 hs - Hasta el 13/12/2017