El conflicto docente a nivel provincial en Buenos Aires ha llegado al límite. Un grupo de trasnochados propuso que los militantes ocupen el lugar de los docentes en zonas rurales o marginales en nivel inicial.
En tanto durante el año 2013, la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires se redujo el número de Equipos de Inclusión -EDI- en las escuelas media y se crearon nuevos Planes Fines secundaria en 1 año- cuyo presupuesto son manejados por los punteros políticos del conurbano bonaerense y se dictan fuera de las escuelas
Este año se abrieron nuevos centros para recibir a los nuevos alumnos beneficiados por el plan Progresar -Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina- destinado a jóvenes de 18 a 24 años, financiado a través del Tesoro Nacional -aunque otra vez el Anses será el organismo que nuclee -o subsidie- a los jóvenes inscriptos.
Los planes sociales generadores de clientelismo en tanto son manejados por los punteros políticos que determinan quien sí y quien no obtendrá el beneficio.
Ninguna de las políticas educativas de la última década, sirvieron para mejorar la educación. La inclusión generó un aumento inicial de la matrícula, sin embargo a mitad de año se mantiene la deserción que llega hasta un 30 %, pese a que son buscados en sus domicilios para que se reintegren y algunos se les paga el subsidio que está condicionado a al certificado de alumno regular.
Como indicaba Paulo Freire las clases más vulnerables -oprimidas- carecen de finalidades propias. Los objetivos trazados para ellos, dentro del proyecto educativo, son los propuestos por el aparato burocrático dominante.
Hay un objetivo que es la inclusión y que más jóvenes tengan un título secundario -planes Fines-, sin embargo los conocimientos y requisitos de asistencia requeridos son cada vez menos exigentes. Quien acredite un título de la escuela media bonaerense deberá esforzarse mucho para equiparar sus conocimientos a los de otros distritos, para acceder al conocimiento universitario o terciario.
El sistema de inclusión del modelo K les ha ofrecido a los oprimidos, mediante los planes sociales, la posibilidad de acceder al crédito para pertenecer al mundo consumista de electrodomésticos y celulares.
Oprimidos y opresores consumen los mismos productos, lo que varían son los precios de los productos. Aunque a veces las clases vulnerables - económica e intelectualmente- acceden a productos de alta gama para pertenecer a ese mundo que le imponen los opresores desde los medios de comunicación.