Los primeros minutos de Arrebato logran captar de manera eficaz la atención y dejan planteada la dialéctica entre relato y realidad,para determinar o no el valor de la verdad o verosimilitud de un hecho común. Pablo Echarri interpreta a un escritor exitoso de novelas policiales, quien decide encarar su próximo proyecto de ficción literaria utilizando el pretexto de un asesinato de un dentista que ha tomado notoriedad pública y sobre el que pesa la sospecha que la autora no es otra que una esposa despechada, en la piel de una Leticia Brédice capaz de impregnar a la máscara de mujer fría y calculadora el misterio del móvil que la vincula de manera directa con el homicidio, a pesar de ser para los ojos de la opinión pública inocente.
En paralelo, y como parte de la investigación para comenzar a escribir el libro, el protagonista se encuentra en un momento de crisis con su respectiva esposa -Mónica Antonópulos-, quien no tarda en ser asediada y descubierta por su traicionado marido para el que la infidelidad -recordemos que es móvil del asesinato- es la única obsesión.
Los elementos del policial negro más característicos se encuentran diseminados y sembrados desde el guión de manera progresiva y gradualmente funcionan como disparadores o detonantes de las conductas y acciones, olvidando por parte de la realizadora una de las reglas más importantes del género que consiste en no dejar cabos sueltos en pos de sostener el verosímil de la trama. Esa falla estructural es la que condena a Arrebato a un callejón sin salida desde una resolución que llega muy rápido tratándose de una historia que pretendía diversificar sus ramas narrativas.
Debe destacarse, no obstante, prolijidad en los rubros técnicos y sobre todas las cosas una buena dirección de actores, aunque la sobreactuación sea un vicio en muchos de ellos y en los momentos en que menos se necesita remarcar una frase o actitud frente a cámara, teniendo presente que uno de los estilos que prevalecen en el film de Gugliotta utiliza primeros planos en varias ocasiones.
Arrebato entonces deambula y trastabilla por el mismo terreno de ambigüedad a la hora de analizarlo como cine de género policial entre la esperanzada fórmula que dejara El secreto de sus ojos pasando por el riesgo de Tesis sobre un homicidio y con las mismas dudas y fallas estructurales de Muerte en Buenos Aires.