Existen series que apelan a la paciencia y a la buena predisposición del público, que exigen más que la lealtad de la audiencia una mezcla de confianza y devoción implícita para transformarse en un lapso breve en un producto de culto. True Detective es el mejor exponente para comprender el concepto de miniserie de alta calidad, que a diferencia de muchos otros contendientes se lleva todos los laureles por su audacia y rigor narrativo.
Nuevamente la encargada de dar el golpe fue HBO y su temible guiño a esta historia que se atreve a bucear sobre la ambigüedad del mal y la oscuridad humana en varias de sus facetas, desde la idea original del guionista Nic Pizzolato, que contó con la presencia estelar de Matthew McConaughey y Woody Harrelson para su primera temporada dado que una característica de este modelo va a ser el cambio de elenco y escenario en cada temporada, al igual que ocurre con American Horror...
Ese riesgo supone para True Detective un desafío mayor que seguramente sea superado con creces teniendo presente que tanto el guionista como su director se mantienen por el momento. La lucha con los demonios internos que atraviesan los dos policías protagonistas por un lado implica un retrato descarnado tanto en lo psicológico como en lo emocional marcado desde el primer minuto como un rasgo singular de estos personajes. La investigación de asesinatos truculentos, pausada y metódica parte desde 1995 y se extiende hasta el 2012. Esa estructura de fusión de tiempos, con un pasado distinto al presente, es un recurso inteligente para mostrar al espectador la evolución y transformación de ambos investigadores en una pendiente de transformación negativa donde se ponen en juego sus propias crisis existenciales y su relación tortuosa con la profesión y el entorno.
Los diálogos son otro de los atractivos por su riqueza en materia literaria y su profundidad en planteos filosóficos que aportan al policial un condimento extra para deleite de espectadores exigentes.
La particularidad de True Detective, gran aspirante a derrocar a otra serie de culto como Breaking Bad en los próximos Premios Emmy, es sin lugar a dudas el nivel de excelencia en cada episodio. Fueron ocho capítulos superlativos que se despojaron de todo lugar común o golpe de efecto en base a la solidez de la premisa y que incluso lograron clausurar la historia de una manera coherente y con contundencia para el derrotero de oscuridad en el que transitó desde el primer episodio.